En Agadir tuve que parar y conseguir un hostal económico en Tamraght, donde pusimos la cabeza en orden y aprovechamos para descansar y reponernos de la gripe que arrastramos desde que nos había agarrado la nevada y se había acentuado en Marrakech, (estuve tirado en la cama casi cinco días, con fiebre).
Poner la cabeza en orden, fue esencial, pues entré en Marruecos muy ansioso, con muchas expectativas, pero cansado.Desde un principio, había conducido con ira, con furia,ofuscado, recorriendo, mirando apenas, de prisa, sin poder quedarme en nada...No había encontrado ni el ritmo, ni el pulso de Marruecos.
Estaba acostumbrado a vivir el camino, el idioma me costaba, no entendía demasiadas cosas y me faltaba adaptación...tampoco había buscado una mejor forma de entendimiento, pues el acoso que sufría en las grandes ciudades, me ponían en modo defensivo y no me habría a la comprensión. Para el marroquí el turista era una fuente de ingresos, pero si bien estaba como turista, mis recursos estaban muy alejados de ser turista.
Tamraght, paraíso de surfistas, sirvió para corregir todo, me fui adaptando de a poco y comprendiendo la cultura marroquí un poco mejor.
El ambiente del hostal me ayudaba bastante, un lugar tranquilo, donde cocinaba mi propia comida y largas charlas con uno de los empleados del hotel, Victor, un yanqui con quien intercambiamos bastantes ideas, ayudó a acoplarnos a estas tierras.
El hecho de convivir con los locales en el supermercado, en el pueblo cercano de Auorir, la búsqueda de algunas cosas necesarias en los mercados, me enseñó a comprender un poco mejor la cultura Marroquí.
Mis sentidos empezaron a funcionar, y empecé a ver un poco más lejos y escuchar mejor.
La comida me fortaleció, el aire de mar, la playa, la pesca, me encaminaron al disfrute de toda esta tierra...
En los meses de estadía en España surgió la idea de Roberto de hacer un tour, siguiendo la frontera de Argelia.El pensaba acompañarme en un principio hasta esa frontera, pero después por falta de tiempo, crucé solo.
Después de unos días Roberto confirma su ruta e invitación y coordinamos fecha para encontrarnos en Chefchaouen para rodar junto al grupo.
Salí de Tamraght buscando el norte, siguiendo la costa de paisajes hermosos, de ciudades bastante organizadas, pasando por las zonas donde la agricultura prospera significativamente.
En Marruecos donde hay agua, todo prospera. En la costa del norte de Agadir comenzaban los grandes espacios dedicados a la agricultura.Incluso un poco mas avanzada, se veian tractores, cosechadoras, riego, además de los tradicionales burros y carretas.
Me gustó toda la costa, la zona de acantilados, Essaouira, Safi, Oualidia y Casablanca...El Jadida, Mohammedia, Rabat me resultaron ciudades modernas con presencia de mucha industria, las grandes refinerías estaban en esas zonas.
Ver el Atlántico desde los acantilados y sus furioso embates sobre las rocas similares a la costa de Mar del Plata e incluso de la Peninsula de Valdes, me hacían estar cómodo y en lugares reconocibles.
En Rabat incluso tuvimos una pequeña charla con el secretario de turismo de Marruecos...una charla afable buscando derribar las puertas y acercar a nuestros gobiernos al diálogo...pequeños granos de arena para derribar los obstáculos entre nuestras naciones. Fue todo informal pero a ambos nos quedó la idea que era posible el diálogo y llegar a un acuerdo futuro entre nuestras naciones.Para ello deberá trabajar nuestra embajada más cercana en Madrid. Espero que un futuro se logren acuerdos que derriben la visa para los ciudadanos uruguayos.
La entrada en Chefchaouen después de pasar por Kenitra y Uezán me resultó fascinante.Desde la montaña hacia el valle celeste y blanco el camino fue más cordial, aquí no te perseguían tanto los vendedores, la gente era muy amable y además muchos hablaban español.
Conseguí un hostal con vista hacia la mezquita que se veía encima de la montaña, con vista a los callejones por donde bajaba el agua desde la cima.
Aqui tambien podia preparar mi propia comida, aunque descubrí un lugar donde se podía comer una rica Harira, a un precio muy modico.La harira, una sopa tradicional de marruecos con base de tomates, hierbas, harina y fideos, generalmente se consigue en las tardes en la calle o los mercados.
Pero en los pequeños súper tambien se podia comprar Indomie, un tradicional mie goreng de Indonesia ( fideos fritos) que se prepara en diez minutos y acompañados de un par de huevos fritos resulta delicioso.
Mucha charla con la gente de la calle, en español, por lo cual me sentía muy a gusto en aquel lugar....si le sumamos que en el hotel había tres argentinos, eso le daba un plus extra a todos, pues entre los viajeros el intercambio de palabras, de ideas, de lugares, hace las cosas más fáciles. Muchas veces lo que uno no ve; lo ven otros y ese diálogo es esencial muchas veces.
Durante dos dias habia tenido referencias del camino que circundaba hasta la cima de unas de las montañas que rodeaban a Chefchaouen...miraba hacia arriba y divisaba unas lineas que seguramente eran parte de ese camino. Al tercer dia, montamos la hiena dispuestos a explorar el ripio.Primero por la parte de atrás y luego por esa línea que veía.
El camino trasero de descubrimos por error, le erre a la entrada y me pasé por lo cual fui a dar con un poblado cerca de la cima, al regreso si nos metimos en el camino correcto.
Ver la ciudad desde la cima es una panorámica realmente inigualable.El poblado se veía diminuto desde el lugar de las nubes.
Pero no todas son buenas, la hiena se comportó de maravillas, trepó todo lo que se puso en el camino...el problema era bajar...curvas de 180 grados, empinadas de más de 45 grados, con piedras sueltas es realmente acojonante. Despacio mucho freno y embrague, apretando las nalgas por momentos(es increíble, pero ayuda) logramos descender.
Yo no soy un experto de la moto, me subí demasiado tarde en ella, el ripio aun no lo domino totalmente al igual que la arena y el barro.Eso se los dejo para los osados, para los que hacen esos videos en los cuales se meten en caminos de superhéroes....pero eso videos me enseñan donde no debo meterme. El ripio de montaña y la arena aun me dan "chucho". En el ripio plano me defiendo, así como en la arena intermitente, pero no me pidas que le de todo el dia a la arena, porque no lo hago. Eso se lo dejo para los supermans.
El sábado lo dedique a estirar la cadena, cambiar el aceite y revisar la moto por las dudas, dejándola preparada para lo que venia, la exigencia iba a ser elevada.No me preocupaban los kilometros, me preocupaba el ritmo que marcaran la Honda Twin y la Triumph...Pues llevaba 800 cc de diferencia inferior a ellas.Pero tenía claro que desde que asumí la rodada que iba a ir detrás de la liebre, como un perro, sin alcanzarla nunca.
El domingo llegaron Roberto y Miguel Ángel al pueblo de los colores de mi bandera, celeste y blanco, provenientes de Tanger y Tetuan...Todo estaba dispuesto para la aventura, rodar con amigos y en una ruta que podría sorprendernos...
Esa tarde paseamos juntos por las callejas de Chefchaouen, una ciudad amigable, donde la gente dialoga contigo, sin necesidad de atosigarte en venderte algo... Aquí el vendedor se arrima si te interesa algo...por lo demás te deja pasear tranquilo.Encontramos un antro entre las dos plazoletas que servían una Harira bastante buena, cenamos dos por diez Dirham...
Quería llevarlos a recorrer el arroyo que bajaba de la montaña, que va serpenteando por la medina de Chefchaouen, pero era muy tarde.
Al otro dia habia que salir temprano, la ruta diagramada era larga y difícil hasta Al Hoceima.
Me levanté a las siete con todas las expectativas, desayuné y cargué la moto, estaba como perro con dos colas, iba a rodar con amigos, con sus motos gigantes.No sabia si La Hiena podría seguirles el ritmo, pero no importaba, estaba contento, con energía, con ganas de enfrentar lo que fuera. A las ocho ya había subido hasta la calle principal a esperar la bajada de Roberto y Miguel Ángel para acoplarnos y salir a rodar.
Desde Chefchaouen salimos por R412 (la que había usado para venir desde Uezán) conectando con N2, rodeando el gigantesco Parque Nacional Talassemtane.
El plan era pasar por Ketama y tirar hacia la costa para eso tomamos por la P4113 y tiramos hacia Ketama saliendo de la N2...La ruta hasta Ketama, incluso hasta Issaguen no estaba muy bien, muchos pozos en algunos tramos (ollas) pero era una ruta divertida de muchas curvas , entre montañas y bosques.
Al final en Issaguen tiramos rumbo a Targuist pero sin llegar allí, nos desviamos antes por la P5205, que baja directo a Cala Iris, este tramo está en reparaciones y tiene varias partes de ripio bueno y muchas zonas aún en trabajo y asfaltado...
Almuerzo en Cala Iris una playa espectacular y la búsqueda de un Peñón que nunca encontramos fue la tónica de esa etapa, luego ya pusimos proa a Al Hoceima donde llegamos a la tarde.
Después de Cala Iris fue el único momento en que quedamos retrasados, ellos empezaron a subir la velocidad y ya no había tantas curvas como para mantenernos ahí...la Hiena por momentos se razagaba, pero cuando ralentizaba ya estábamos detrás de ellos.
En Al Hoceima nos separamos para dormir en diferentes lugares, mientras ellos dormían en la Playa del Quemado, yo me fui a la zona cercana al mercado donde habían hoteluchos baratos...Después de la caída del sol, el mercado rebozaba de gente, colores y gritos.
Ya había explorado esa zona anteriormente, por lo cual me fui a dormir temprano.
Al otro dia sali un poco más temprano, recorrida por la Playa del Quemado mientras esperaba que ellos estuvieran listos.El plan del dia era llegar a Ujda siguiendo la frontera de Argelia. Pasamos por El Peñón de Alhucemas, Nador, entramos en la península de la Mar Chica adentrándonos por ella, luego seguimos hasta Saidia, otra playa espectacular, donde almorzamos en ella. Un lugar turístico de moda, con buenas construcciones donde se podía tocar casi que con la mano la frontera Argelina.
El camino de Saidia hasta Udja fue mas rápido, alli tuvimos que poner a la Hiena en 115 y 120 para no perder demasiado pie con los monstruos...He rodado con muchos...pero siempre cuando se ve la meta del dia cerca, empiezan a apurar un poco mas, deseosos de llegar al lugar...
En Udja el lugar elegido por Roberto para dormir era espectacular, desde fuera no significaba nada, pero cuando pasabas la gran puerta de madera era otro mundo...una recepcionista morocha, grande, simpática y contundente te esperaba del otro lado de la puerta.La decoracion de los lugares comunes era por demás agradable, desde los cielorasos hasta el mobiliario.
Esa noche salimos a cenar juntos y pasear por la ciudad. Udja es una ciudad enorme, llena de mercados y comercios donde la gente se prodigan por doquier, en demasía.
Cenamos calamares y pescado al kilo...te lo pesan y te hacen en una parrilla al carbon o frito lo que elijas...fresco y riquísimo...de postre naranjas, jugosas y deliciosas.
Aquí es la tierra del calamar, calamarete, chipirones, abundan en el atlántico, pero creo que también en el mediterráneo...
No, no les voy a contar como nos perdimos al regreso, solo que salimos para el otro lado del hotel. Pero todo se puede solucionar y llegamos a dormir plácidamente.
El dia siguiente rumbo a Figuig, en el rincón extremo de Marruecos, allí donde la frontera de Argelia hace un quiebre de noventa grados. Navegando en las planicies rodeados de montañas, caminos rápidos y monótonos por momentos, donde la tónica desde el principio ha sido de correr detrás de la liebre...Roberto y Miguel Ángel imprimían un ritmo mas alto, por momentos se alejaban dos o tres kilómetros, podía seguirles el ritmo, pero no quería matar a la Hiena.Trataba de mantenerme por debajo de los 120 por hora, eso implicaba doblar el consumo...si, tenia que recargar el tanque cada 100 kilómetros.
Una cosa es viajar solo, donde uno de los factores esenciales: el tiempo, es solamente tuyo. Donde vas cuidando el consumo, las exigencias del motor, rodando suave, gastando menos neumáticos, pues cuanto mas duren mejor.
Seguir a dos bestias, que devoraban la ruta con una facilidad increíble, no era fácil. Pero la hiena mostró sus fibras, podían dejarnos atrás, pero cuando pasaban un poblado, o ralentizaban por cualquier cosita, los tenemos pegados nuevamente.
Casi al llegar a Figuig nos toca un control policial, el primero para mi en dos meses en Marruecos, cuando me acerco, ya habían detenido a mis compañeros. La policía fue muy amable, era un control de seguridad, para ellos y nosotros.
Figuig, el oasis metido en el último rincón del este de Marruecos, construcciones modernas y la típica Medina, de nomenclatura circular donde los pasajes oscuros se prodigan por doquier...allí si no tienes un guia, te pierdes por los laberintos.
En estos callejones, dos motos no pasan...lo insólito es que nos fue guiando un niño hasta cerca del hotel y allí nos guiaron hasta el, estacionando las motos dentro de él, casi en lado de la mesa de comedor...Miguel Angel alucinaba!..."dale para adentro, dale"...jajajaa
Una casa de dos plantas, con terraza, decorada con muchas cosas antiguas (me hacían acordar de los gustos de mi amigo Horacio, en mi tierra; a quien le encantaba ese tipo de decoración).Muchos artículos típicos, con demasiados años de antigüedad.
La pareja que atiende el Albergue eran muy amables, simpáticos. Ella era una gran cocinera, para la cena nos preparó un plato tradicional de Figuig, usado en bodas y grandes celebraciones. Aquella comida era como un homenaje.
A todos nos encantó el poblado, tranquilo, sin mercados, con gente muy amable, trabajadores de campo, agricultores, aquí había un surgente de agua tibia que surcaba el poblado desembocando en varias piscinas...incluso una dedicada a las mujeres.
Aquí el valle de la parte Marroquí se extiende en tierras Argelinas, en la guerra fue una zona de fortificaciones, con muchas torres y muros de varios círculos...aquí no hay trincheras, hay muros, hay elevaciones. La gente de esta parte está de acuerdo en abrir la frontera, ellos contaban que tanto los Argelinos como los Marroquíes de esta zona de frontera, estaban de acuerdo en abrir la frontera, para que los pueblos volvieran a prosperar...Pero los gobiernos quieren mantener las cosas como están, que las fronteras sigan cerradas.
Al otro dia, ruta hacia el oeste...proa a Rachidia...brummm, brummm, brummmmmm. Similar tónica que del dia anterior, seguimos la frontera a lo largo del desierto, un gran terraplén que por momentos nos avisaba cuán cerca del borde estábamos; tapando la vista de las montañas Argelinas. Poco camino de montaña, rodada rápida, sin mucho para ver, sólo los cruces de poblados y muchas plantaciones grandes, de empresas, de palmeras, de pequeños oasis. Es extraordinario como, con un poco de agua, los pueblos surgen alrededor de ella, en medio de la nada...al costado de un río seco.
Son pocos los que conocen los peligros de los ríos secos, porque debajo de estos cauces, pueden existir uno o dos rios mas, que circulan a cuatro, cinco, siete metros por debajo, efecto del trabajo del agua, que va arrastrando los sedimentos más blandos y sumergiéndose en ríos subterráneos, haciendo grandes cavidades por debajo del lecho, que con el pasar de los años llegan a colapsar, derrumbándose sus techos.
Es un efecto que se ve en muchas ciudades, por debajo de las calles, el agua trabaja durante años, llevando la tierra, dejando las calles en el aire, hasta que un dia se derrumban con el pasaje de un vehiculo pesado.
Llegamos a Rachidia y después del almuerzo, pinchaso. Cuando subí la moto a la vereda, se ve que estaba bajo de aire, y la llanta mordisqueo la camara...Resultado pinchaso, de inmediato Roberto se comunicó con alguien y comenzamos a seguirlo hasta dar con quien arreglara el problema. Primero dar con un mecanico que sacar la rueda, para luego repararla y volver a colocar...La gente muy solidaria nos fue llevando hasta dar con quien nos solucionara el pinchaso...Perdimos una hora o más... pero fueron momentos caóticos y disfrutables, junto al pueblo Marroquí.
Después seguimos hacia el hotel, enclavado en las montañas hacia el norte de Rachidia, a cuarenta kilómetros de Rich...
Otro lugar espectacular, en un pequeño oasis, rodeado de palmeras, al costado de un poblado, donde prosperan los cultivos entre el palmar.
Generalmente en los oasis la geografía circundante es montaña, rocas y desierto, lugares que ni siquiera eligen las lagartijas para vivir...mucha roca y arena...y polvo. Pero los poblados, los caseríos se agolpan...como si les gustara la dureza, lo inhóspito, el desafío.
Porque vivir en estos lugares, no es para cualquiera...a veces es casi inentendible. Muchas veces se pasa por mi cabeza las palabras de Henry Miller, donde "no entendía porque las personas no eligen los trópicos para vivir"...había algo que los llevaba a una vida de sufrimiento elegido...Yo admiro el esfuerzo que hacen cada dia por sobrevivir, pero tampoco llego a entender su elección... Tampoco acepto la conformidad de los años...aquí nacen trabajando, y mueren trabajando. Es cierto en ese camino hay demasiado tiempo perdido...El tiempo es vida, el tiempo no se recupera, es vida que se va...
Pasamos la última noche juntos con Kimoto Tours, al dia siguiente en Rich nos separariamos...Habíamos pasado muy buenos momentos juntos, pero en el Rich ellos buscaban cruzar por Melilla hacia españa, yo buscaria las gargantas del Dades.
Breve despedida en Rich y cada uno a su camino. Me adentre en Rich hasta el final del pueblo, donde busque la ruta hacia Tamagourt...en realidad no iba hacia allí, había una ruta que salia unos kilómetros antes hacia la izquierda que serpenteaba entre las montañas la P 7103...eso me atraía...pensaba que por esa ruta llegaría al Dades...
Llegué a Ikadmane y tomé la R 703 pasando por Tamtetouch...la sorpresa es que después de pasar muchos poblados pequeños, desemboque en las colosales paredes de piedra de las gargantas del Toldra...La ruta ha sido fantástica, badenes, montaña llena de curvas, entre murallones de piedra y pequeños Ksar que daban hasta la ruta...Pero entrar entre esos gigantes que se elevaban por mas de cien metros, donde el camino era guiado por las prendas de telar colgadas sobre los costados de piedras del camino, eso era impresionante.
Pocas veces uno siente la sensación de estar sepultado bajos las rocas, en las Gargantas del Toldra esa sensación, es real...Casi no entraba la luz del sol en el cañón...salí buscando el dades, pero encontré el Toldra...un lugar que te quita el aliento.
Allí mismo a rebobinar, cuando no tienes plan, cuando la sorpresa sucede a cada instante, debes detenerte, pensar y cambiar la pocicion de la mira...Dejé al Dades de lado, puse proa hacia Uarzazate y Agadir...buscando recomponer y esperar el tiempo de la salida de Marruecos...Fueron dos días de bosques, rodé primero entre bosques de castaños, luego de Argar, Pinos y por último grandes bosques de Nylon que ocultaban las cosechas.
En Agadir ya no estaba Víctor, pero me encontré algo más hermoso, ahora trabajaba en el hostal Natassia, una hermoza chica italiana. Durante los dias alli programé mi futura ruta hasta Melilla, mientras en la noche teníamos largas charlas con Nastassia, pues cuando los viajeros se encuentran hay charlas donde cada uno aprende de las experiencias del otro. Es muy difícil a veces saber que opinan las chicas que viajan en solitario, de su experiencia. Nastassia viajaba y trabajaba en algunos lugares, trabajan sin salario, solo por la vivienda. El resto es por su cuenta. A ella le servía este tipo de intercambio...a mi me parecia solo explotación por parte de algunos...si pensamos que la habitación costaba cinco euros y ese era el salario que recibía. Además que quedas atado a un horario a cumplir, mientras desempeñan las tareas...Pero como mujer, podía tener una relación más cercana con los locales...ellos la deseaban...ella aprendía su cultura y costumbres...
El resto del camino es otra historia, una historia entre montañas.
Gracias.
Ernesto Urrestarasu