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28 de febrero de 2015

Asia V:“Laos”

“El viaje de Sueños” por Asia:

“Laos”

Cuando subí a esa especie de balsa sobre dos pangas con la motocicleta, no tuve que pensarlo dos veces…es mas no tienes que pensar solo hazlo y listo…es solo poder de decisión.

Desembarqué en Don Det me metí a la derecha en el primer Guest House que vi…en unos minutos tenía todo acomodado para pasar un par de días por estas islas. Ordené todos los cargadores y quedé libre para un buen rato de charla con dos viajeros de Islas Canarias…uno de ellos tenía el acento venezolano de la gente del interior de Gran Canaria…por el acento nunca descubres que vienen de allí, puedes decir que es argentino, cubano o venezolano.

Luego de la charla salí en busca de comida y di una caminata por la isla, salvo la parte de la llegada, el resto eran senderos polvorientos, por lo cual decidí sacar todo a la moto y dejarla pronta para el otro día hacer un poco de enduro.

La isla rebozaba de turista que van y vienen, varios lanchones llegaban a diario, llevando y trayendo gente europea (principalmente franceses).Donde se arribaba era una especie de pequeña playa…desde el hotel se observaba todo el movimiento de llegada y los especímenes que estaban en la playa, tendidas con sus colitas al sol.
En algunos lugares de Laos no se permiten los bikinis ni el topless, pero en las islas se disfrutaba de gran libertad.

En la tarde estuve esnorqueando en las rocas por un buen rato, las aguas del Mekong en esa zona eran claras y poco contaminadas.

El resto de la tarde paso sin pena ni gloria, por primera vez en el viaje tuve que ir a comprar algo para los mosquitos, se ponían insoportables al entrar la noche. En el supermercadito encontré también panes y crema de maní por primera vez, por lo cual encontrar una fuente de energía como la crema, me ponía contento.

Esa noche, el café con leche acompañado de un buen pan, untado con manteca de maní tuvo un sabor diferente, sentado en una hamaca, bajo el alero del bungaló…estaba relajado.
Los mosquitos ni me tocaban, eran negros y de un tamaño considerable. Creo que han sido los más grandes que he visto por estos lugares.
También era bueno que cada día descubriera algo de lo que creía esencial para mi sobrevivencia y hábitos. Es difícil encontrar cosas que comúnmente comes o bebes en tu tierra, en lugares tan remotos…pero es posible encontrarlos, y en una puta isla perdida del Mekong.

La mañana nos encontró navegando por esos caminitos (por llamarlos de alguna manera), cruzando el viejo puente que une a Don Det con Don Khon y llegando hasta el final del camino, donde con mucha paciencia y tiempo se puede divisar algún delfín irrawady…son una especie que no tiene pico, se asemejan a la cabeza de una orca…he podido ver uno muerto en la costa. La cabeza redondeada es lo más grande y se afinan hacia la cola…son muy raros.

El disfrute fue tremendo, poner a la “Burra Negra”, sin carga y a fondo, era algo espectacular. La gente se abría como libro de misa al paso nuestro…salvo un francés que le toque bocina y a mi paso se cambio de senda, por lo cual fue atropellado por estos servidores, sin consecuencias…al final se disculpó, que no había entendido el bocinazo.
Por las dudas guarde la moto, no fuera cosa que anduviera alguna Autoridad indígena y me echaran de las islas.

Pero las autoridades del Tax estaban en mi hotelucho chupando cerveza y cuando llegué, la moto levanto su admiración, por lo cual termine la tarde comiendo verduras crudas a su estilo, mojándolas en un ensopado muy picante y chupando cerveza con ellos.

Los amigos de canarias estaban asombrados, como sin hablar inglés o Laostiano me entendía y llegaba a comunicarme con todo el mundo…que solo hablaba español y tuviera diálogos con toda la gente y llegar a un entendimiento los maravillaba.
Al final después de muchas cervezas, a uno del Tax se le antojó que lo llevara hasta la otra isla…tanto insistieron…que lo llevé…

Medio en pedo y volando por aquellos caminos, el amigo iba en el aire…jajajajajajaja!!...por suerte (para él) se quedó apenas pasamos el puente, cuando se bajó, estaba cubierto de polvo…jajajajaaja…de aquel viaje no se olvida más!
Fue lo más cerca de estar en una montaña rusa para aquel indígena Laosiano…cuando retorne al hotel, sus amigos me comentaban:
“you, very fast…your crasy!”
“Jajajajajaja…si lo llevé fast…jajajajaaja, fue sufriendo todo el camino!!...aim en pedo….jajajajajaja!”

Luego me pegue una siesta  y en la tardecita ponía las cosas más complicadas en la moto, preparando la salida de las islas para el otro día. El objetivo próximo era Thakhek, pasando por Pakxe y Savanannkhet dos ciudades muy turísticas, pero sin atractivo suficiente para mí. Encontraba a Thakhek o en sus cercanías cosas más importantes como Tham Pha Cham caves.
Todo el proceso fue más corto, me llevaron en las pangas sin transbordo, directamente a Nakasong.

Bastante pasado el mediodía estaba entrando en Pakxé, me puse a buscar un lugar donde almorzar, no encontraba nada…paro para preguntar en un lugar si tienen comida y las personas se acercan y me dan un vaso de cerveza con hielo…trato de negarme, pero termino bebiéndolo.
Les explico que quiero comer, por lo cual uno de ellos me acompaña hasta que damos con un ensopado horrible, pero bueno había que entrarle…lo llevo en una bolsa de Nylon hasta el local de esta gente…

Una mujer me alcanza un plato y una cuchara…no tenían tenedor, por lo cual saco el mío de la moto…trate de almorzar aquello, pero realmente era feo.

Para mas una de las mujeres trajo unos huevos cocidos, tomo uno y observo como una de las mujeres lo rompe apenas en la punta y comienza a sorberlo…”huevo crudo no quiero” les digo y dejo mi huevo junto a los otros…pero uno de ellos, lo toma y lo parte dejando caer su contenido en el plato de aquel guisado espantoso…”Laos et”…

Lo que cae, es la yema, clara… y un pollito!!! Puta madre! Era un huevo encubado…con el pollo adentro!....jajajajajaajaja “ que hijos de puta” les grito…aparto el pollo para un costado y me como la yema, haciendo un esfuerzo tremendo…cuando le entro a la clara la tuve que escupir en la basura, era como un cartílago duro y mis dientes no lo disgregaban…el guisado con el pollito negro y apenas emplumado quedo allí nomas, lo aparte diciendo:”no más, no más”

Éramos alrededor de la mesa como nueve personas, cuatro hombres y sus mujeres…y dale cerveza con hielo, al estilo de ellos (En Camboya también se bebe así)

Sé que nos tomamos todo…como a las cuatro de la tarde me despido de ellos y salgo a buscar una Guest house…el camino quedaba para otro día…mientras tomo unas fotos de un templo.

Al final del pueblo encuentro en una gran avenida, un hotelucho barato y aprovecho el resto de la tarde para escribir un poco, ya que no tenia wify…el día se me había escapado de las manos. Las atracciones de la ciudad quedaban de lado. Lo interesante estaba unos kilómetros adelante.
En las ciudades no hay gran cosa, salvo palacios y templos, después no encuentras una gran riqueza visual, por lo cual siempre trataba de esquivarlas por su caótico tráfico.
A las cinco de la mañana me puse en marcha, la meta era pasar por Savanannkhet y terminar en Thakhek.

Muchas bifurcaciones de caminos, bastante complicado Savanannkhet. Es una de las ciudades que tiene su puente de amistad con Tailandia…donde los locales cruzan sin problemas de un lado a otro.

Llegue a Thakhek a orillas del rio, cerca de la terminal de ferris (nunca vi uno) y me aloje en el hotel Mekong…no muy barato, trece dólares, pero estaba en el centro neurálgico de la ciudad. Tenía mercado, restaurantes y bares, muy cerca, solo caminaba dos cuadras a orillas del rio. El almuerzo y cena fue cerca da las seis de la tarde con la caída del sol en la otra margen…no tenia pan, por lo cual el café con leche fue dejado de lado.

Fui al hotel a terminar el trabajo en el que estaba y subir algunas cosas, pues tenía internet…pero todo lo que intente subir, quedo para otro momento, la señal era muy lejana y lenta.

En la mañana, encontrar el camino hacia Tham Pha Cham fue un huevo…cuando di con la carretera 12 se me fue el alma al piso, estaba en construcción y el camino no era bueno…además te tenias que meter por otro peor.

Lo cual me saco las pocas ganas que tenía de ir a ver las cavernas y puse proa a Viéntame…también muchos tramos jodidos, pero en la tardecita estaba instalado en un hotelucho a la entrada de la ciudad. Con tiempo de estudiar el mapa, programé el próximo día a Luang Prabang…muchas cosas que ver en Viéntame y fuera de ella.

Dentro muchos templos y pagodas y fuera por la ruta 10 el zoo y Vang Xang…veríamos el humor que tuviera al otro día para perseguir esos caminos…a grandes rasgos debía meter como quinientos kilómetros para Luang Prabang, el día de hoy habían sido quinientos treinta kilómetros…estábamos casi igual en kilometraje para el otro día, por lo cual no sé si habría paseo…

Estuve una hora y pico para salir de la ciudad de Vientame, mucho conflicto y transito pesado hasta dar con la carretera 13 al norte.

La cuestión es que me dormí, y rodar a las ocho de la mañana es complicado, gente a los colegios, a sus trabajos, motos y autos se confabulan en miríadas de ellos. Es una ciudad que abarcando la parte metropolitana tiene más de setecientos mil habitantes y aquí todos trabajan de alguna manera. Es asombroso la cantidad de niños que manejan motos, a muy temprana edad comienzan a conducir por estas rutas. Diez o doce años y van con su motito para todos lados.

En muchos comercios son niños los que manejan el dinero…los mayores para darte el cambio, tienen que contarlo y recontarlo, a veces no están seguros, (creo que es por no saber contar) pero los niños manejan el dinero al toque.

El camino a Luang Prabang también tenía tramos malos y comenzaban las montañas. Eso me ponía contento pues disfrutaba mucho de las rutas intrincadas entre la montaña. Te baja mucho el promedio, pues son tramos que mayoritariamente viajas a sesenta por hora…son curvas de ciento ochenta grados y las tienes una detrás de otra. La moto es baja y no puedo acostarla al límite del neumático, además no están en grandes condiciones, pues son del dos mil doce y ya están vencidos. Espero que aguanten estas montañas hasta Tailandia para su recambio.

Pero sacando los tramos en reparación, que viajas en una nube de polvo, el camino es muy disfrutable. Hoy recordé a mi amigo Christian Guadalupe, a él también le gustan las curvas al límite y hubiera sido bueno tenerlo de compañero este día, disfrutaría como loco.

Al llegar a Luang Prabang me dedique a dar una vuelta por la ciudad…cuando pasé el puente que solo lo cruzan motos y bicicletas, del otro lado vi un taller de motos y aproveché de inmediato a cambiar de aceite a la “Burra Negra”…Estaba cerca de dos mil Kilómetros, y mañana le esperaba bastante trabajo por las montañas y el ripio.

La ciudad estaba llena de Guest house y restaurantes bordeando el rio…a pesar de la cantidad de gente, había poco tráfico y la mayoría de ellas se movilizaban a pie.

Grandes ferias artesanales, donde se podía encontrar de todo.
Trabajan muy bien las telas, con motivos muy complicados pero de gran belleza.

A la noche conseguí un hotelito a la entrada del pueblo, la mayoría tenía su capacidad colmada…estaba en el reino de los turistas.

Pak- ou Caves y el Wisky Villague quedaban al norte de la ciudad y las Khoang-si Fall al sur, por lo cual primero al norte por la mañana y en la tarde las cataratas. Un par de días era suficiente para esta ciudad. Los templos no me interesaban, pues había visto mejores y los de Luang estaban en muy mal estado de conservación. Esta es una de las ciudades que recauda más por turismo, pero no gastan dinero en el mantenimiento de los lugares de interés.

En la mañana después del desayuno salimos al norte en busca de Pak-ou o el Bhuda Cave como le dicen…anduve bien veinticinco kilómetros y después entré en un camino…brrrrrrr…no era arena y piedras, era piedras y polvo…once kilómetros de ida y once de vuelta. A unos seis kilómetros me encontré con Whisky Villague un pueblo formado por pequeñas tiendas que venden algo similar a un vino de arroz y un whisky de arroz en sus dos versiones, blanco y tinto.

Lo llamativo es que en algunas botellas le habían metido alacranes, cobras, ciempiés de caverna, hasta un oso embotellado vi.
“Streng” y hacia el gesto de fuerza, señalando las cobras en la botella la vendedora.
“Oh no…no necesari fuerza…” y les mostraba mis músculos….jajajajajaja

Aquí se podían ver trabajos magníficos en telares muy rudimentarios y otros más industriales, bufandas, mantas, sombreros, trabajos en palma, etc…

Pude ver un alambique, donde se coloca la fermentación del arroz en vasijas en un tanque que enfriado con agua por el centro hace que el alcohol salga por un pequeño cañito hacia otra vasija.
El producto final es fuego puro…muy similar a la caña brasilera pura.

Luego seguí para la caverna y me encontré con un lugar que tenia elefantes, donde los turistas paseaban encima de ellos en unas sillas…Me divertí mucho cuando le sacaron las sillas y dos turistas y el guía montados en pelo se fueron a bañar al rio.

Fue el único momento que disfrute, los elefantes gozaban sumergiéndose en el rio, tratando de mojar a sus jinetes, estaban todos contentos. Después de tanto paseo bajo el sol, el meterse al rio y refrescarse era algo que realmente disfrutaban.

El resto para el olvido, un elefante rebelde, que su guía lo golpeaba con una pica afilada, eso me calentó bastante, otro elefante que pareciera que llorara, cadenas, y el armado de una ruta muy turística…No quise montarlos por lo cual los indígenas me miraban extrañados…otro turista me decía: “sé que está mal…pero a los niños les gusta”… tratando de que su cargo de conciencia fuera menor…solo me quedé pensando en el comentario de una amiga durante el viaje.”Aquí hay un movimiento para que los turistas no vayan a estos lugares, si ellos no concurren se termina el negocio”

Un arroz con pollo saltado fue mi almuerzo, y a continuar por el polvo y las piedras hasta llegar al borde del río Mekong…las cuevas quedaban en la otra margen, por lo cual había que subir a unas pequeñas pangas de siete pasajeros.

En la roca estaba marcada la línea que llegaba el agua en las épocas de lluvias, casi cuatro metros y medio por encima de la marca actual…impresionante lo que crecía el río.

Las cavernas no eran profundas, si estaban en un lugar alto. En su interior pequeños budas por cientos, donde la gente se arrodillaba, quemaba inciensos, oraba y meditaba…detrás la vorágine de turistas tirando disparos de sus cámaras a diestra y siniestra.

La verdad, que no me impacto para nada, al costado del las escaleras las madres con sus niños trataban de vendernos cualquier cosa…Me extraño ver tantos niños fuera de la escuela, de todas las edades, no es muy común que falten a ellas…a lo largo del camino había visto por los pueblos como estos enanos se encaminaban contentos hacia la escuela.

Pero en Pak-ou solo vi pobreza y desanimo…es que si los turistas compraban aquello que les vendían, lo más seguro es que estuviera mañana nuevamente allí…me jodía que los padres utilizaran a los niños como artimaña de venta…en vez de darle herramientas para que salieran de esa mísera situación.

Mas cuando los negociantes chinos se vienen apoderando a buen ritmo de los negocios redituables en Laos y Camboya.

Creo que en un futuro va a pasar la misma situación que en Vietnam, en una ciudad del norte, los chinos empezaron a crecer en demasía, por lo cual los vietnamitas los juntaron y los fusilaron a todos cuando vieron que amenazaban sus fuentes de trabajo.

Las historias de Laos y Camboya no están cerradas…incluso la de Tailandia…en algún momento los pueblos se van a levantar contra los regímenes en busca de un mejor estatus social o como decimos por nuestra tierra, que se reparta la torta un poco mejor.

Después de estos lugares metí pata para llegar al sur, fueron casi sesenta kilómetros desde Pak-ou a las cataratas de Khoang-si.

El camino era bueno y muy sinuoso, con mucho tráfico….muchos turistas habían elegido ese destino, pero salvo los vehículos chinos, el resto era lento y fácil de esquivar. Los chinos generalmente en estas zonas viajan en caravanas de diez o más autos, al régimen que les marca el guía…que a veces esta atorado por algún camión, esperando el momento propicio para adelantar…tienes que adelantar el convoy, más los que los relegan, por lo cual entre las curvas tienes bastante trabajo y concentración.

Pues bien, llegamos a las cataratas, un lugar interesante de aguas que bajaban de la montaña de origen calcáreo, por lo cual las aguas eran blancas y las rocas estaban cubiertas de calcio. La mayor no si llegaba a dos metros, pero la mayoría entre un metro y medio y un metro.

Lleno de turistas, por lo cual después de alcanzar la cima, encontré un camino que bordea el río, entre las cascadas y el bosque, por lo cual lo empecé a seguir hasta que desemboque en un mariposarió.

Me cruce con tres ositos en cautiverio y varias jóvenes indígenas bañándose desnudas…se cagaban de la risa al verme caminando por allí.

Fue la nota distinta del día, pero ni siquiera alcé la cámara, sabía que si la levantaba para tomar la fotografía, saldrían a la disparada…seguí caminando hasta perderme nuevamente en el bosque acariciado por sus risas…

Llegue después de las cinco nuevamente a Luang Prabang…a tiempo para ver el atardecer en el río…mientras alguien escribía una nota y la dejaba enfrente de donde había aparcado la moto.

A mi regreso el dueño de un local de venta de tours me entrega la nota…era una uruguaya pidiendo auxilio. Volví al hotel, pero Internet era muy mala, por lo cual no pude comunicarme con ella esa noche…igualmente tuve charla por mucho rato, pues llegó un francés en una motito, su madre era española, por lo cual hablaba el español muy bien…Ricardo se llamaba…por un buen rato compartimos vivencias.
Tenía una óptica distinta y bastante razonable, decía que todo era un juego.
“Viajar es un juego, tú estás jugando…hay jugadores buenos, mediocres o malos, pero todo es un juego… ¿A quién no le gusta jugar?...”

En algo tenía razón, los viajes eran algo lúdico… y como todo juego, generan adiciones…vicios.

Trataba de explicarle que para mí no era tan juego…que para estar aquí había dejado mi trabajo, tal vez mi mujer y hasta mi familia…que cuando regresara, tal vez no tuviera nada…

“Es que muchos como tú, dicen que no les queda más tiempo…que apuestan todo, eso es una mentira…es parte del juego…nadie juega a la ruleta rusa con seis balas…y tu sabes eso…que cuando regreses no estarás muerto ni perderás nada, solo estarás pronto para otro juego.”

Igual no me quedé muy convencido por su teoría, trabajaba en negro, no tenía mujer ni hijos, tal vez ni siquiera amigos…era justo que para él que pensara que esto un juego.

Nos fuimos tarde a dormir, al otro día sin mucho apuro, cargué a la “Burra negra” partiendo en busca del norte y el punto donde cruzar a Tailandia.

A ochenta kilómetros de alejarnos de Luang Prabang empezó el suplicio de los caminos en reparación…fueron muy pocos los lugares buenos, la mayoría como el orto. Ibas muy lento y bajo una nube de polvo fino que se metía hasta dentro del casco. Tenía polvo en el interior de la visera…

Tome ese día como un laaargooo día de trabajo…el camino era imposible…en Pak Mong me encontré con unos chinos que viajaban en una Gs 1200 y una Ural con sidecar…cuando me detuve me arrimaron una silla y me invitaron almorzar…intercambiamos ideas y risas…me invitaron a China, pero decline la oferta…necesitaba visa, y lo más importante era que Tíbet me dejara pasar y no China…

Pero bueno dejamos de comer y salimos al camino…les seguí el ritmo hasta el ripio, después fue un camino demasiado duro y largo. Tanqueo en Oudom Xay y continuo adelante hasta que ardan las velas.

En la noche llegue a Nateui donde se divide la carretera al norte para China y al Oeste para Tailandia…había un hotelucho y me metí en él. Le faltaba una ventana y el clima era muy frío…creo que esa noche me resfrié…era solo un alto, para reponer fuerzas y seguir adelante.

Pasé una noche de mierda, con el frío que entraba por la ventana y daba sobre mi cabeza era difícil conciliar el sueño. Dormí muy pocas horas…con el primer cantar de los gallos, me tiré de la cama y recogí lo que tenía en la habitación. Cargué la burra y en la vereda me preparé el desayuno…era muy temprano…si el camino era como el día anterior, tendría mucho trabajo.

La meta era Houyxay y cruzar el puente de la amistad número cuatro. Tratando de llegar a Chiang Mai, Tailandia… unos trescientos kilómetros por delante.

Cerca del medio día me sobrepasa una Susuki Dr 650, nos saludamos y sigue adelante…más tarde lo encuentro almorzando pasando Houyxay…rumbo al puente.

Almorzamos juntos, era australiano y salimos a cruzar la frontera, cuando llegamos no nos dejaban pasar, no motos. Por lo cual les propusimos pagar la tasa de un coche por las dos motos, cosa que aceptaron…teníamos que pagar quince dólares cada uno y nos dejaban cruzar.
La salida fue fácil, un coche de la policía nos abría camino adelante dejándonos en la entrada de Inmigraciones Tailandesa…

Bastantes complicados los tramites, tres fotocopias del pasaporte, tres fotocopias de las tres páginas importantes del título de la moto y doscientos baths fueron suficientes para regresar a Tailandia.
Para el australiano se le complicó un poco mas por el seguro…a mí de seguro, nada…ni se los menciono…

Fue la primera vez que escuche la palabra: Passage on Duan…un libraco amarillo con la palabra FIA y su logo…imprescindible para pasar algunas fronteras, entre ellas Indonesia.

Ese libro se saca en el país de origen de la moto, no sé cuanto demora y si lo puedo obtener por aquí.

Era otra cosa a obtener en el futuro. Por lo pronto entre la frontera se nos había ido bastante tiempo por lo coincidimos en alojarnos en Chiang Rai, a doscientos kilómetros de Chiang Mai…Por la nochecita estaba aparcando al lado de la DR…había varios españoles, entre ellos Lidia…fue una noche de poco inglés, había mayoría de español.

Mañana temprano salgo rumbo a Chiang Mai, el australiano más al sur a Pai, por lo cual nuestros caminos se separaban.

Espero en Chiang Mai encontrar todo lo necesario para la puesta a punto de la moto, ahora comienzan los tirones de dos mil kilómetros…los países estirados como Chile.

Es todo por ahora, la próxima entrega será el camino de Chiang Mai, hasta la frontera  de Malasia.
Hasta pronto.
Ernesto Urrestarasu.












































































































































































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