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1 de enero de 2015

Rumbo al Sudeste de Asia

El año que ha pasado ha dejado grandes cosas, grandes enseñanzas, grandes amigos…ha sido un año pleno de entrenamientos, de caminos y de agregar nueva gente a nuestra vida.
He tratado de fortalecerme para el futuro, probando toda clase de caminos y dificultades, acompañado siempre de grandes personas, que han aportado conocimiento y camaradería en los momentos duros.
El aborigen australiano cree que el paso a ser hombre, consiste en “la gran caminata”…que toda persona debe hacer en algún momento… tomar su lanza y en solitario, internarse en el desierto, caminar sus sueños( dreamers) y cantar los caminos suyos y las canciones de los caminos que le enseñen, hasta que crea que es suficiente tiempo caminar. Ellos tienen un mapa de cantos.
Esta creencia que se remonta a cincuenta mil años atrás, desde sus ancestros es similar a la de muchos pueblos en el mundo.
Donde ser nómada es una tradición antiquísima, que se mantiene hoy en día.
Pero dicha tradición, está presente en todas las civilizaciones, está en nuestros orígenes, en nuestros genes… el ser nómadas, cazadores y recolectores...
Mucha gente simpatiza con la idea, pero somos pocos los que sentimos el llamado del origen, somos pocos los que exploramos y vivimos la aventura de ser nómadas…abandonando nuestras ataduras, y desnudos nos aventuramos al mundo nuevo.
No inventamos nada, ni creamos nada, ni descubrimos la verdad…solo sentimos el llamado de la sangre…ese llamado que llega desde el principio de los tiempos, conmoviendo todas tus estructuras.
Dentro de pocos días, ese llamado será una realidad…volveré a ser un depredador, salvaje, natural…me subiré a una motocicleta y caminare por caminos desconocidos, llenos de aventura…
Dentro de unos días me despojaré de las ataduras más difíciles de dejar, la familia y los amigos y comenzaré a andar por lo que he llamado”la aventura más grande de mi vida”…comenzaré a andar por los sueños..
Comenzaré a andar por la tierra de las culturas más antiguas del mundo…sin nada más, que mi empobrecido cuerpo de arrastro…sin nada más que las ganas de ver un mundo, que ha estado siempre  allí, pero nunca había podido paladear hasta los cincuenta años.
Ya no hay marcha atrás, juego todas mis fichas…tal vez pierda todo de lo poco que tengo…pero estaré apostando a ese llamado…que cada día, motiva mis movimientos…y me da la fuerza para encarar lo que fuera.
En unos días estaré conduciendo sobre mis sueños, sin miedo a la vida, sin miedo a la muerte…con la única intención de que al llegar al final de este juego, pueda decir…”he caminado por el mundo y he sobrevivido”…

Allá voy Tailandia!!

Ernesto Urrestarasu.