“El viaje de los sueños por Asia”
Tailandia, primera parte.
Mi llegada a Bangkok fue como el aterrizaje de un extraterrestre…si alguna ves uno descendiere en esta tierra, seguramente sentiría las mismas cosas que sentí en ese momento.
Caer del Boeing 777 200 en Bangkok fue como si se accionara un botón y mi cerebro entrará a funcionar.
Llevado por la marea de gente de tres vuelos internacionales que desembarcaron al mismo tiempo, solo quedo poner las bolas en remojo para llegar al turno en migraciones.
Las dudas de no tener un vuelo de regreso se disiparon cuando un guardia me indico que poner en un formulario lleno de jeroglíficos, señalando el numero de vuelo en el que venía…así que como vuelo de salida puse el mismo número de llegada y listo…pase migraciones como un señor!..
Fue mi primera carcajada en Tailandia…jajajajajaja!...”tenés todo preparado” me preguntaban antes de salir…
“si tengo”…contestaba…jajajajajajajaa!
Tenia y tengo planes…preparado nada!... una de las condiciones donde funciono mejor es cuando improviso…y cuando pise esta tierra, quede libre a la improvisación, el caos había llegado a Bangkok!
Recogí las maletas y eché a andar…alegre como un gurí con juguete nuevo, arrastrando las putas maletas por un interminable corredor, hasta llegar frente a un cambio de monedas…
Me tire de cabeza y cambie cien dólares…tres mil doscientos cuarenta y un bahts…esa sería la moneda de los próximos días.
Me acerco a un puesto de información turística:”aim taxi…aim loftel chuenty choo…”(en esta parte va unas palabras que quien sabe que decía)…
”aim taxi…aim loftel chuenty choo…” repito…
“taxi” y me señala para donde…buscan en la computadora…y me anotan en Thai la dirección del hostal…jajajajajaja, loco de la vida baje un piso y me encontré en un subsuelo donde se acercaban los taxis.
Había carteles colgados que en letras verdes tenían números a todo lo largo del subsuelo, debajo de cada número se estacionaban los taxis, que ordenadamente esperaban al fondo.
Una maquina te daba un numero, me toco el 37 y hasta allí arrastre las valijas…más tarde un taxi se estacionaba debajo del numero…le di el numero, quería 500 bahts…negociamos en 400…había visto unos días antes que el hostal estaba a 26 kilómetros del aeropuerto, por lo cual eran menos de veinte dólares, por lo cual me pareció razonable…Lo bueno que en el papel, pusieron el teléfono del hostal, el conductor llamo y les dieron las instrucciones como llegar.
“is okeii” le pregunto…”no problema”…
“no problema, is okeii…me contesta…
Bien, arrancamos rumbo al hotel, navegando sobre la izquierda, lo cual no me sentía extrañado…tratamos de mantener un dialogo entre un mal hablado ingles y un thai que quien sabe que diría…pero el viaje fue ameno, bastante pesado el trafico…sin motos, pues tomo por la autopista con peaje, por lo cual las motocicletas no pueden circular. Pero cuando salimos de ella, se complico todo, las motocicletas aparecieron como moscas, desde cualquier lado, adelantado por donde les quedaba algún hueco.
Fushhhhhhhhhhhh que me las voy a ver jodido para andar por aquí…pero después como que me adapte a sentir el trafico y no me pareció tan caótico…muchos vehículos, pero ordenados.
En todos estos días, a pesar de lo conflictivo que se ve el transito, nunca vi un accidente…parece loco pero es así…como si cada uno desempeñara su papel correctamente…las motos te pasan por derecha, por izquierda como bólidos…pero aun así, nunca, nunca vi un accidente.
Ya instalado en el barrio chino dentro del Loftel 22 me dediqué a conocer Bangkok y a buscar una moto adecuada para el viaje.
Bankok es como una Bolivia multiplicada por diez…eso es lo más exacto que puedo comparar, para que tengan una idea precisa.
Hay cientos de templos, diseminados por doquier…recorres tres calles y tienes un templo. Gigantescos, majestuosos…coloridos donde encuentras un buda de oro de todos los tamaños y posiciones…
En cuanto a los monjes, realmente decepcionado, salen todas las mañanas con una especie de fuente (tipo olla de diez litros) con tapa bajo sus túnicas…en ellas van juntando las ofrendas de comida que les da la gente.
Estas ofrendas van desde verduras, frutas, agua envasada, comidas de los puestos callejeros, pan, dinero, etc...
He visto a los monjes cambiar las ofrendas en los puestos callejeros por comidas que al monje le gustan.
La gente recibe a cambio, el cantado de un mantra y todos felices.
Pero, bueno si tomo que cada ofrenda, anda por los cuarenta baths, estos monjes llegan a levantar unas treinta ofrendas promedio, por lo cual eso sería como mil doscientos baths…nada mal para un monje, para un paseo mañanero por el barrio.
En esto no se diferencian en nada a otras religiones diseminadas a lo largo de América, donde los fieles dejan la mitad del sustento que generaron al día.
El pueblo Tailandés, es un pueblo pobre, solidario, simpático y trabajador. Trabajan, trabajan y trabajan…hombres y mujeres por igual…tienen una gran voluntad y siempre te hablan con una sonrisa…y además aman a su Rey.
Hay solo dos cosas malas en Bangkok, los Tu-Tu y los taxis…siempre quieren sacar ventaja del turista…tienes que andar negociando siempre, y pidiendo si te llevan con el taxímetro prendido.
“Meter…yes”…si asienta con la cabeza está bien, de lo contrario llegas a pagar el triple de lo que vale el viaje.
El tu-tu te dice trescientos, termina en ciento cincuenta o en cien…
Esto me exaspera a veces, pues para todos lados que te muevas debes negociar.
Otra cosa que esta súper desarrollada es la noche…joda de todo tipo y color…esto le encanta a los extranjeros, por lo cual ha tenido un desarrollo importante. El alcohol, mujeres, Little boys (mujeres con mango) abundan por doquier.
En el hostal había conseguido hacer amistad con Tyler (Sacramento), John (Seattle), Rebeca (Alaska), Rubén (Barcelona) y Joao Víctor (Paulista viviendo en España), por lo cual conformamos un lindo grupo, donde nos entendíamos bastante bien.
Como agarre sábado y domingo sin poder comprar la moto hasta el lunes, el sábado todo el grupo nos trasladamos hasta la Khao san Road…una de las calles que se transformaba en una especie de gueto de viajeros.
El nombre viene de que antes era la calle que se comercializaba el arroz (khao)…ahora era la calle del desbunde.
En la khao san road puedes comer un alacrán, escorpión, saltamontes, darte masajes, adivínate la
suerte, comprar suvenires, camisetas, pantalones, o un sapo de rascar, beber cerveza desde el 7eleven, o tomar un suckets (tubos de cerveza) o una beer tower… además de bailar en la calle, en los bares o en los clubes…una locura total.
Allí concurre el 80 % de los extranjeros que están en Bangkok, donde el 40% de las mujeres Thai tienen sexo por baths y el otro 60% son Little boys (también por baths)…esto es increíble, puedes estar una hora hablando con una mina, para darte cuenta que es un hombre!!
Sé que la pasamos regio, chupamos, bailamos y nos divertimos en grupo, tratando siempre de protegernos contra todo lo que se nos ofrecía. Los tubos cuestan como 700 baths, pero dividido en el grupo era nada.
Sé que llegamos todos en pedo y alguno con algo más… (No me cuenten en el algo mas, soy un padre de familia, viejo e incapaz de hacer tales cosas)…según cuentan las experiencias al otro día con mujeres thai, fueron buenas y ninguna con sorpresa!...jajajajajaja
El domingo se habían agregado una pareja y un afgano, bastante petizo, con un complejo de inferioridad bastante grande…quería demostrar que tenía dinero, que era un hombre de mundo y que se las conocía a todas…ese afgano nos convenció de que teníamos que conocer el Seven Club…y allá fuimos.
Yo habiendo música me divierto solo, pero al resto no les fue muy bien, el 80% de las mujeres eran Little boys… si encarabas alguna, tenias que estarte fijando en la nuez de Adán en la garganta (si sobresale es un hombre) en sus manos (si son grandes es un hombre) y en sus pies (si son grandes es un hombre)…Aun así es difícil diferenciarlos, pues son todos talles pequeños! De locos este tema…Además cobraban como tres mil baths, así que totalmente fuera de presupuesto.
Esa noche todos volvíamos con las manos vacías…
El lunes era el elegido para la compra de la moto, así que llame a mi taxista preferido Mr. Thongphun Morarat (089 090 84 19 este es su teléfono, lo entrené para llevarte a los lugares de venta de moto y accesorios)…este hombre Tailandés con quien había aprendido algunas palabras y hecho alguna amistad, supervisó la compra de mi motocicleta y que estuviera todo Ok, acompañándome al regreso hasta el hotel…yo no tenía ni la puta idea de cómo llegar con la motocicleta, pero lo seguí y llegamos a salvo al Loftel 22, en el barrio chino.
Al final del día tenía una Honda Phantom de 200 cc…jajajajajaa!!!
No era la moto adecuada, ni la que buscaba, pero estaba dentro del rango que podía pagar, unos cincuenta mil baths (como mil quinientos dólares)…para mi estaba bien, era baja, muy baja, pero era cuestión de acostumbrarme.
El asiento era cómodo, y se sentía deslizar suave, aunque le faltaba un poco de fuerza al arrancar la marcha. Estaba bien para carretera, no sabía cómo se comportaría en otros terrenos…solo extrañaba que la rueda delantera estuviera tanto para adelante.
Los días siguientes fueron de trabajo, preparación para llevar todo lo que necesitaba y darle duro a la comida thai en los puestos de las veredas.
La comida thai quedara para otro capítulo y de cómo llegue a la frontera con Camboya.
Que la fuerza este con ustedes.
Ernesto Urrestarasu.