El viaje de los sueños
Australia:”Todo por la izquierda”
Crónicas de viaje, capítulo VI
Cinco días
con David me han calificado para poder ver los peligros del norte…aprendí por
ejemplo que cuando uno camina en el bosque (bushh, como él dice) uno debe hacer
el mayor ruido posible, pisar fuerte y caminar arrastrando los pies…eso hace
que las serpientes sientan la vibración en sus escamas y se alejen.
Aprendí a reconocer
a la “troai pen”… una de las víboras más peligrosas del norte australiano y
Queensland.
Me ha
enseñado a diferenciar las arañas peligrosas, cuyos químicos no tienen remedio.
Para él, el más
peligroso es el “faquín canguro“de dos metros o mas de altura, este toma
impulso en su cola y te abre con las garras de sus patas, similares a la garra
de un velocirraptor…te abre el pecho y tus tripas caen al suelo…el tiene visto
lo que hacen…es el animal más dañino, según su experiencia.
Nacido en
Darwin, desde su juventud vivió en el bosque grandes momentos, juntos a sus
amigos…mucha caza y pesca durante muchos años, le dan la experiencia de conocer
casi todo en el bosque y en el mar.
Aquí en el
norte, la gente se hace en el medio, cazando, pescando…pero principalmente
bebiendo cerveza.
Sus años y
el hecho que la ley, cada día ampara más a los animales, han aplacado sus
ánimos de aventura. Ahora solo sueña
aventuras en otras tierras.
Con David se
ha dado una química semejante…más o menos concordamos en muchísimos conceptos,
a pesar de la barrera idiomática. En los primeros días empezamos usando el traductor
del google, pero estos últimos días, hemos asimilado ambos, partes de cada
idioma, por lo que basamos nuestras conversaciones en un casi spanglish
perfecto… con un “faquín” cada tres palabras, como se debe hablar en Australia.
Muchas veces
uno duda de poder comunicar una idea, pero si uno intenta comunicarse
realmente, logra llegar a su objetivo.
Aquí he
visto mucha gente vieja, ya jubilada, con bastantes problemas físicos…
En una de
las tantas charlas con David, le comento que he visto que la gente tiene su
casa rodante, mucho dinero, casas y coches…pero que la gente estaba hecha
mierda.
El me dijo
que aquí se trabaja mucho y con gran ritmo…la sociedad de consumo está
planteada de esa manera…cuando la gente llega a los 65 años para jubilarse,
esta tan exprimido su físico que no les sirve de nada, los años que han
trabajado. Generalmente un hombre que ha trabajado toda su vida, se muere a los
cuatro o cinco años de jubilarse.
Acá hay un
gran monstruo que es el estado, la electricidad en el norte es cara (En otros
estados el gobierno les paga por convertir la energía solar) El agua es cara, y
así todas las prestaciones que brinda el gobierno son caras. El estado recauda
y recauda.
Donde lo
utiliza no se sabe…pero si quedo en claro que no es un gobierno para el pueblo.
En una frase se resume todo “Faquín gobierno”…
Acá hubo un
gobierno en el cual la plataforma electoral era “menos church y mas pub”…con
ese lema ganaron las elecciones…menos iglesias y mas pub.
El deporte
nacional es tomar cerveza, está prohibido beber en lugares públicos, por lo
cual abundan los pub, los clubes, las casas de ventas de licores. En Australia
se bebe mas cerveza que en otra parte del mundo…hay docenas de marcas.
La gente se
levanta a las cinco de la mañana para ir a su trabajo, desayuna, se traslada a
sus ocupaciones…hasta las cinco de la tarde…luego van a un pub o un club,
después de la dura jornada, beben dos o tres o más cervezas…pasan por una
tienda de licores (bottles shop) compran su marca preferida en botellas
pequeñas…retornan a su casa, beben alguna otra cerveza, hacen su cena y a
dormir para al otro día enfrentar otra jornada similar.
“Yo estoy
arto de llevar esta vida, por eso en unos meses, venderé todo y me dedicare a
viajar…a vivir viajando.” Comentario de David sobre sus proyectos y su próximo
viaje.
En muchas
ideas pensamos casi en paralelo, muchas personas que han luchado toda la vida
como perros, llegan a esta edad y vislumbran otro mundo posible. Creo que uno
no nació para trabajar como un perro y morirse sin quedarse en nada de este
mundo.
Y no es que
te ataque la vejes…en mi caso es que no se cuanto más tiempo le puedo sacar la
lengua al diablo…no sé a ciencia cierta, cuanta vida me queda…por lo cual
intento hasta el final, por lo menos ver el mundo en que he vivido…paladearlo
un poco.
El hombre
necesita vivir, y no estar tan esclavo de una sociedad en la cual este solo
sujeto a mantener su familia, la educación de sus hijos, pagar la luz, pagar el
agua y una pequeña cuota del televisor o del auto que ha comprado.
Estas
grandes sociedades se han quedado sin vida. Pueden darse grandes lujos, pero no
vivir.
Muchas veces
en mi país la gente ve el vaso vacio y no el lleno. Estando aquí me doy cuenta
que nuestra tierra es privilegiada.
Puedo salir
de mi casa y estar en la casa de un amigo más lejano en tres o cuatro horas,
puedo compartir con mis amigos un asado o unos vinos o lo que se me ocurra, con
solo disponerlo.
En la
mayoría de las casas se come, comida casera, si quieres un asado, un puchero,
un guiso, una pasta o una pizza, se hace en casa…
El agua que
bebemos es relativamente más barata que el resto del mundo, podemos beber del
grifo si queremos…aunque no han metido que gasificada es mejor…
En
comparación, la electricidad es bastante barata, como otros servicios.
Tenemos una
gran calidad de vida…a veces no sabemos apreciarla, hasta que nos falta.
Pero
volviendo a mi estadía en Darwin, mi experiencia de vida con un australiano, ha
sido buena…ante todos los pronósticos he pasado bárbaro.
En una de
las salidas me meto en un local de honda a preguntar el precio de una
cadena…sabia que la vida útil de la que tengo puesta está casi al límite. Por
lo cual solito me pongo a consultar a esta gente…después de idas y venidas,
donde fui tratado con muchísima amabilidad, acuerdo de llevar la moto para ver
el tamaño de cadena necesario…Cuando David se reúne en el local, me dice que observemos
en su taller, que él tiene una.
Al otro día
trae la cadena para medir…le pone el calibre.
-
Is
okei !!
-
Yes,
is okei
Por lo cual
llevamos la moto al taller y se puso a cambiarla…Lo extraordinario de todo esto
es que la cadena estaba nueva…tenia de 20 a 25 años dormida en una caja…ambos
no podíamos creer que la cadena fuera exacta…era como si estuviese esperando
veinte y pico de años que yo pasara por allí.
Cada tanto
se despertaba, preguntaba si había llegado Ernesto, y seguía durmiendo…hasta
este día.
Estábamos
locos de la vida, tenía una cadena nueva y estaba cada vez más cerca de mis
metas…Esa misma tarde defino partir al otro día. Mi estadía en Darwin, había
sido demasiada larga…un problema con la tarjeta de crédito, me habían detenido
varios días.
Como estaba
en una casa, a resguardo de cualquier cosa, debí esperar que el problema se
solucionase, sin arriesgar a seguir adelante…en el trayecto que seguía, no
tenía nada, ni grandes ciudades ni comunicación fluida, por lo cual Darwin paso a ser unas vacaciones en el viaje. Tome más
cerveza que en toda mi vida junta, y probé toda clase de comidas asiáticas.
En una
llamada de Daniel, este se puso a recalcular lo que quedaba de ruta…ocho mil
kilómetros…cada vez estábamos más cerca.
Cuando me
despido en la mañana, el objetivo era llegar a Katherine, unos trescientos
kilómetros al sur de Darwin…pero fui pasando pueblos, Adelaide River, Pine
Creek, Katherine, Mataranka hasta quedar a cuarenta kilómetros de Larrimah…casi
cuatrocientos cuarenta kilómetros, un buen regreso a carretera…cortando cerca
de las cinco de la tarde y armando campamento al costado del camino, en un rest
área.
A las cinco
menos cuarto de la mañana, ya estaba en pie, desayuno y juntar todo a
oscuras…para cuando empieza el amanecer, ya estaba pronto a montar en la Dinga
y devorar distancias.
Larrimarh, Daly Waters, Dunmarra, Newcastle Waters,
Elliot, Renner Spring, al caer la tarde llegué a Philip Creek.
No habíamos
podido llegar a Tennant Creek, pero estaba a setenta kilómetros…otro día de
mucho andar, esa era la tónica que nos daba el desierto, con paisajes aburridos
y pocas ocasiones de fotografiar algo digno…entraba en cada pueblo en busca de
imágenes.
Australia en
un pueblo con poca historia, por lo cual atesoran su pasado inglés, guardando
sus cacharros antiguos…en los pueblos, en las Roadhouse, se encuentran llenos
de maquinarias inglesas antiguas, en algunos los combinan con lo aborigen.
La parte
central es más bien ganadera, siempre fue ganadera, una de las más
tradicionales y muy poco abierta a otras industrias.
Otro día que
empiezo tempranísimo, en el amanecer ya estamos rodando, paso Tennant Creek
como una flecha y sigo metiendo pata…Wanchope, Wyclife Welt, Barrow Creek,
Ti-Tree…hasta que en la noche entro en Alice Spring, haciendo como seiscientos
kilómetros bajo el sol…jornada dura, pero rendidora.
El tema es
que este tramo, tengo que volver a hacerlo, por lo cual fui eligiendo a mi
paso, las cosas que voy a volver a ver cuando regrese. Este día me limite a
rodar casi de continuo…a la hora de más calor, el cielo nos ayudo con algunas
nubes, que nos servían de resguardo y refrescaban la maquina. Es extraordinario
el cambio de temperatura en la carretera cuando está un poco nublado…refresca
tanto, que hasta tienes que ponerte una campera.
En esta
etapa, tenía que hacer el cambio de aceite, pero decidí hacerlo luego que
dejara Alice Spring…era una operación sencilla, que hacía en cualquier lugar
del desierto…
El aceite ya
tenía tres mil kilómetros, por lo cual ameritaba el cambio…Pienso que si
mantengo el aceite casi nuevo, este se mueve con menor cantidad de partículas,
por lo cual erosiona menos los metales…esto me había resultado en mi camino en
América y trataba de mantenerlo aquí, a pesar de que cada litro me salía como
dieciocho dólares.
Entrar de
noche a una ciudad, es todo un problema…y más si se te quema el halógeno…di
vueltas en las gasolineras…hasta que un chino me lleva hasta un supermercado,
donde consigo una lámpara adecuada…La cambio en el propio estacionamiento, por
lo cual se hace bastante tarde para buscar un lugar donde armar la carpa.
Alice
Spring, es una ciudad grande, rodeada de montañas, que le dan su forma, por lo
cual se extiende zigzagueante entre los cerros.
Me da
bastante trabajo encontrar un lugar donde dormir, pero al fin doy con uno…Armo
la tienda y me dispongo a hacer el café con leche…al costado mío un flaco rubio
luchaba con un pedazo grande de carne en la plancha a gas…una pareja se le
acerca y comienzan a hablar…el chico tenía una camiseta que decía Boca Juniors
en la espalda…
-
Para
tener esa camiseta, por lo menos tienes que hablar español…comento en tono
alto…
-
Si!...tú
hablas español?...de donde eres?...
-
De
Uruguay…y ustedes?...
-
De
argentina…pero vivimos en Francia…
Y nos
hablamos todo…el resto de la noche, fue el reencuentro con estos dos hermanos:
Bruno y Anaïs, donde charlamos hasta por los codos…era un placer para los tres,
hablar español…se que termine con mi cena (café con leche)…seguí con vino y
cordero, donde se sumo el Flaco de la carne, que era francés y se llamaba José…todavía
le costaba mucho hablar en español, pero lo entendía…
Esta
parejita estaba trabajando en esta ciudad, haciendo algo de dinero para llegar
a Cairms, donde esperaban encontrar un trabajo mejor…
Esa noche me
fui a dormir contento, con la promesa de retornar luego de Uluro…entre la
charla dejaron entrever que en Buenos Aires habían estado en un lugar que se
llamaba “Medio y Medio” y probaron chivito uruguayo, les había resultado
espectacular…Me metí en la cabeza, que al regreso de Ayers Rock, le iba a hacer
chivitos…la plancha del camping, era ideal para eso…que no se si era tanto por
ellos, sino por mi…Humm…un chivito en estas tierras tan lejanas, sonaba muy
atractivo.
Lo que no me
contaron en el camping, fue que los arboles eran el dormidero de una gran
bandada de loros grises…era tanto el ruido que hacían, que era difícil
conciliar el sueño…no tenia con que tirarles…pero si esa noche hubiera tenido
un arma, seguro que quedaba el tendal…que bicho bien rompe bolas.
Eran cinco y
media cuando comencé a hacerme el desayuno, caliente con los loros…lo más lindo
es que con el amanecer se quedaron callados…cuando empieza a dar la luz, veo
que tengo toda la tienda y la moto cagada por los loros…grrrrrrrrrr…
Si volvía
aquí, vendría preparado contra estas aves…por lo menos no iba a acampar debajo
de los árboles.
El plan este
día era llegar a Uluro, pasar la noche en las cercanías, para en la mañana
disfrutar del Kata Tjuta national park…eran como quinientos kilómetros,
posibles en el día, pero no contaba con las complicaciones.
La cuestión
es así, salgo de Alice Spring con la idea de encontrar un lugar adecuado para
hacer el cambio de aceite…cincuenta kilómetros adelante, en un parking de
camiones encuentro el lugar ideal. Voy a la basura, saco una botella plástica
de litro, la corto…aflojo el tornillo del aceite y lo junto en la
botella…cuando creo que el goteo es suficiente, retiro la botella a un costado
y voy en busca del aceite nuevo…De dónde
aceite nuevo?... en algún momento lo había perdido…
Días con el
aceite a cuesta y ahora no estaba…lo había perdido. Vuelta a poner el aceite
que había sacado, tratando de embocar en el hueco, derramando lo menos
posible…es difícil hacerlo mientras el aceite está caliente, te quemas y sabes
que ese es el único aceite que tienes y si llegas a derramarlo, te quedas a
pie…por fin con poca perdida pude ponerlo de nuevo, los nervios se calmaron un
poco y la calentura también.
Ya era un
día totalmente distinto al planeado, ahora tenía que regresar a Alice Spring en
busca del aceite, volver sobre mis pasos y dejar el tema saldado.
Hago el
trayecto hasta la ciudad, buscando donde lo perdí, con la esperanza de
recuperarlo…en la entrada de la ciudad veo el envase de aceite, aplastado en un
costado por algún auto…
Encontrar el
aceite fue un huevo y la mitad del otro… estar en el mismo punto del cambio,
fue una pérdida de tiempo importante, como que se me fue la mañana…el contador
marcaba 136 kilómetros…
Al final
cambio el aceite, estiro la cadena y me dedico a masticar kilómetros en vez de
rabia.
Igual que el
anterior día cuento con la complicidad de las nubes en los momentos más
calurosos…no llego a Uluro, pero quedo a ciento cuarenta kilómetros, una
distancia, que de empezar temprano en un par de horas, la consumía.
Mi último
tanqueo había sido en Erdunda, por lo cual la gasolina me daba justo para
regresar…
Una cosa que
es muy disfrutable en el desierto son los atardeceres, más que el amanecer, el
atardecer es toda una obra de arte.
Esos cielos
rojizos que pintan todo alrededor en su escala, son lo más rescatables del
centro australiano…igualmente me quedo con los atardeceres de Darwin, que son
magníficos. Hay un momento en el cual la quietud del agua es tal, que hace de
espejo…por lo cual el rojizo del sol se extiende sobre toda la capa del agua…brindando
un gran espectáculo.
Otro tema
del Centro de Australia son las moscas…las moscas comienzan su trabajo con las
primeras luces del día, y lo terminan con las ultimas. Cada vez que te
detienes, ellas te invaden…se meten por todos lados, boca, nariz, orejas, ojos…
y si luchas contra ellas, terminas loco.
Si quieres
tomar un desayuno o una cena, en paz, tenés que hacerlo en la oscuridad donde
no están las moscas, de lo contrario es imposible. Aquí mucha gente usa un tipo
de velo, por encima de un sombrero de alas anchas, que le cubre la cara…el
campamento de aquella tarde, lo arme con el casco puesto…estaban imbancable.
Esa noche
dormí como un lirón, las largas jornadas anteriores me dejaron cansado, la luz
del sol me despertó…era tarde…debí hacerme el desayuno dentro de la carpa,
calenté el agua fuera, pero el resto bajo la protección del mosquitero y
alejado de las moscas.
Deje todo
pronto para cargar y salí con el casco puesto…en unos minutos desarme la carpa,
cargué las cosas y salí disparado rumbo a Uluro.
Aquí te
cobran por respirar y Uluro no era la excepción, veinticinco dólares…pero
llegar a las rocas, lo merecía.
Digo mal las
rocas, era una roca sola…enorme, gigantesca…no vi divisiones, por lo cual era
una sola.
Hago un
paseo en su alrededor, fotografías van, fotografías vienen, hasta que en un
lugar veo gente subiendo por un sendero de cadenas, hacia la cima.
No lo pensé
dos veces, me saque las botas…el buzo…me calce los championes y me lance a
subir aquella enorme roca.
Decir subir
y experimentarlo, son dos cosas muy lejanas…cuanto esfuerzo me llevo lograr la
cima!...subirla fue algo que me mato, camine como un kilometro y medio por
aquella roca…parecía fácil, pero era necesario una gran determinación, para no
ceder ante tamaño esfuerzo.
Llegue al
lugar señalado como cima, con la lengua de afuera…pero pude llegar a uno de los
puntos más importantes de mi viaje, había logrado subir a novecientos metros de
altura, solo con mi ganas…Tal vez con la Dinga pasemos por lugares más altos,
rumbo al este…pero este era un hito en mi propia historia…lo había alcanzado
solito.
Si la subida
fue dolorosa, ni les cuento la bajada. Sé que cuando llegue abajo, tome la
botella de agua y me bebí lo último que me quedaba sentado bajo la sombra de un
árbol…allí quede descansando, como diez minutos…casi que no puedo pararme, las
piernas estaban entumecidas y duras a causa del trabajo que habían hecho.
Tres días
después, aun me cuesta caminar del dolor
que tengo en los músculos del muslo.
Subir a
Uluro era una meta cumplida, el resto no me interesaba, además algo estaba mal,
el consumo fue demasiado alto, tal vez no me diera para retornar a Erdunda.
Bajo la
velocidad y me muevo a setenta kilómetros por hora…tengo que llegar a tanquear
y debo obtener rendimiento.
En el
horizonte comienza a formarse una gran tormenta…sigo adelante, hacia ella.
Tengo que hacer noventa kilómetros hasta la próxima Roadhouse, tranquilo y a
paso de tortuga me voy haciendo el trayecto.
Con muy poca
gasolina llego a Curtin Spring…en esta gasolinera eran asaltantes con
patente…2.20 el litro de nafta…muy caro. En el centro de Australia, la gasolina
no baja de 1,90…pero aquí se les fue la mano…no hay otro lugar más caro.
No tenía más
remedio que tanquear aquí, mientras lo hacía, la tormenta me alcanzo, una
lluvia lenta pero persistente se largo.
Los
kilómetros que me quedaban hasta Erdunda iban a ser duros, espero que allí
consiga un alojamiento barato, pues llegaría mojado y con frio.
Además la
tormenta se hizo dura el resto de los ciento cuarenta y cuatro kilómetros que
me faltaban, con vientos fuertes y cruzados.
Me costó
mucho, cansado por la subida y enfrentar estas condiciones del clima solo las
saque adelante a puro huevo, porque físico no me quedaba…llegue a Erdunda de
Vasco que soy, casi temblando y empapado. No me importo el precio ni lo
discutí…solo necesitaba un lugar cálido, donde cargar baterías.
La ducha de
agua caliente debe de haber sido una de las mejores…que bien se siente el
deslizar de agua caliente en el cuerpo entumecido por el cansancio y el frio.
Como lo
disfrute…deje correr el agua caliente, hasta sentir calor…un vapor denso se
concentro en la ducha.
Ya repuesto
de la jornada, me dedique a enchufar todo los útiles, para tener carga en la
mañana. Luego me prepare un café con leche y me fui a dormir…calentito, afuera
el clima era frio y ventoso.
Esperaba que
en la mañana el sol estuviera en su mejor esplendor.
Me
equivoque, el sol no estaba…la lluvia continuaba, pero el viento estaba
calmo…me quedaban doscientos y pico de kilómetros hasta Alice Spring…por lo
cual me arriesgaba a empaparme de nuevo.
Aquí era muy
caro para pasar otro día, por lo cual me hago al camino bajo la lluvia mansa…a
cincuenta kilómetros ya estaba para entregar la chancleta…me detuve en un res
área bajo techo…calenté agua y me hice un café y una de esas comidas
instantáneas de un minuto…necesitaba poner algo caliente en el
estomago…mientras pasaba la olla caliente en mis piernas, tratando de secarme
un poco…poco a poco fui entrando en calor…estaba a cuarenta kilómetros de otro
Roadhouse, Stuart Well…por lo cual me jugué a llegar allí…peleando contra el
viento y la lluvia nuevamente. Esos cuarenta kilómetros fueron una
eternidad…creo que llegue temblando…esta fue la habitación más barata de toda
Australia, lo cual me dejaba margen para una comida caliente y decente…Esa
noche durante la cena, conocí a un hombre que tenía un Dingo de mascota, lo
extraordinario de ese dingo es que se subía a un piano y cantaba…pero lo máximo
es que a los minutos de estar allí, en la televisión pasan un programa dedicado
al Dingo y los que estaban en pantalla eran el dueño y el dingo que estaba
echado a mis pies!
Era todo
hablado en inglés, pero algo aprendí del dingo, que es como un lobo en versión pequeña.
Sus patas le
permiten movimientos giratorios, por lo cual pueden abrir puertas con pomo…y la
mandíbula superior también tiene movimiento…no son perros, es difícil
domesticarlos…nunca dejan de ser dingos…y son peligrosos, mas si tiene familia.
La gente del
lugar era amable, siempre te atendían con una sonrisa y trataban de comunicarse
de alguna forma…
Afuera la
lluvia continuaba, mansa y tranquila. El clima se torno frío.
Esa noche no
me duche, estaba como a una cuadra de la ducha y en esas condiciones de frío,
me quede en mi habitación escribiendo.
En la mañana
me desayune y con frío pero sin lluvia me puse a hacer el tramo que faltaba a
Alice Spring.
Cuando llego
me encuentro con los Argentinos que se iban de compras…organizamos los chivitos
para la noche, me puse a levantar el campamento. Cuando termino llegan los
Argentinos con las compras a ver si lo habían hecho bien…al final terminamos
haciéndolos como almuerzo, hace un ratito nomas.
Tener
compañía y hablar en español, es algo que no tiene precio en estas instancias.
Acabo de
jugar con wallabíes, la raza más pequeña de canguros…la montaña donde está el
campamento, está llena de ellos…
Ahora estoy
por hacerme un café, en Alice Spring, desde donde les escribo, esta noche pinta
una carne a la plancha.
Un abraso a
todos los que me siguen.
Ernesto
Urrestarasu.