Camboya:
“El camino hacia Angkor Wat y Vietnam”
Temprano, sin mucho apuro, termine de cargar a la Burra Negra y pusimos marcha hacia Siam Rep, hogar de uno de los monumentos más grandes y antiguos del mundo.
Salimos con todo el Power a enfrentar el camino, había elegido ir por la ruta seis, que por un gran tramo iba paralela al Mekong River…pensaba que era un buen atractivo ver sus costa llena de vegetación y meandros.
Pero la ruta seis no fue tan atractiva…por ciento sesenta kilómetros estaba desecha, con algún tramo bueno…otros en reparación y otros en ripio solamente…La constante fue viajar dentro de una nube de polvo, que levantaban los camiones y otros vehículos.
En cuanto al Mekong, un chasco, han limpiado sus márgenes y lo han canalizado, por lo cual su tupida vegetación ha desaparecido.
La ruta seis igual tiene sus atractivos, pasando por granjas de árboles frutales al costado del camino, grandes extensiones de palmares, similares a las de Rocha…arrozales ya cosechados y las casas típicas de las regiones interiores, sobre troncos y en un primer piso…común en regiones inundables o en lagos. Siempre en todos lados se daba ese tipo de construcción sobre pilares de troncos. En cuanto a la conducción, fueron bastante complicados, esquivando pozos y desvíos por doquier.
Recién a ciento cuarenta kilómetros de Siam Rep el camino mejora, no gran cosa, pero puedes correr un poco mejor.
Como todas las ciudades de esta zona, Siam Rep se presenta caótica, sucia y muy densa. Encontrar un hotel adecuado a mi bolsillo, me costó bastante, pues no había una zona donde uno fuera directamente y tuviera una múltiple oferta de Guest house, sino que estaban diseminadas por toda la ciudad.
Una vez que conseguí alojamiento a unos dos kilómetros del Palacio Real, sin bañarme, Salí a buscar un lugar donde cenar y tomar una coca bien fría…aquí se cena muy temprano, desde las seis ya están sirviendo comidas y si te duermes y vas cercano a las nueve de la noche, lo más seguro que ya no tengan.
Esa es la ley de los mercaditos de comida, donde puedes comer por un dólar (la acompañas con te caliente, servido sobre un cubo de hielo), o comer y beber cerveza o coca-cola por otro dos dólares.
El menú puede ser arroz blanco con una muestra de carne de cerdo o pollo, puedes también pedir el arroz frito con un huevo revuelto y verduras varias condimentadas con algún picante.
Aquí he descubierto una salsa tipo criolla, con un poco de picante que si la entreveras con el arroz, queda muy bueno y no te mata el picor.
Pero también tienes ofertas de comidas italianas, turcas y hindúes, que van desde tres dólares hasta quince, según la calidad del lugar que entras…Las comidas es en el único rango que puedo ahorrar, ya que la gasolina es inamovible, donde no puedo intervenir.
Pero en la comida y en el alojamiento si puedo intervenir, aunque el alojamiento es barato y busco seguridad para la motocicleta, donde por ahora, en la noche la entro para la recepción del hotel…eso veremos, cuando descubra maneras de abaratarlo. He visualizado como hacerlo, pero no lo he implementado aun…pero todo va por comprar una hamaca paraguaya…jajajajajajaja.
En la mañana salí contento, me monte en la motocicleta y puse rumbo a los templos antiguos.
Cuando llego casi a las puertas de Angkor, me devuelven para atrás, como cuatro kilómetros…necesitaba ticket para entrar y como que no podía en motocicleta.
Al fin doy con el lugar que venden los tickets, pero no me los vende si no dejo la motocicleta con la policía de turismo en un local pegado. Por lo cual he tenido que dejar guardada a la “burra negra” en la cárcel, hasta mi retorno.
Sin transporte esto se complica, pues las distancias son grandes para recorrerlo a pie…por lo cual unos de los guardias llama a un tu-tu, por quince dólares el recorrido…Mas el ticket que salía veinticinco dólares más…pero para el recorrido de todo un día, ese precio estaba bien, pues me aseguraba pasar por cinco de los mayores templos, y el tu-tu me esperaba al final de cada uno, para llevarme al siguiente, sin límite de tiempo.
Angkor fue una ciudad de más de tres mil metros cuadrados, con más de tres millones de habitantes donde se han preservado los mayores templos, el templo de Angkor Wat es el mejor conservado.
Fue la capital del imperio Jemer desde el siglo IX al XV, este templo fue erigido por Suryavarman II, quien asesino a su predecesor y quiso de alguna manera, con la magnitud del templo, limpiar sus pecados.
A pesar de haber sido abandonada la ciudad, por las incursiones de los Mongoles y después Siamesas, donde buscaron un lugar como capital más al sur, lejos de esos embates. Angkor Wat fue habitado por los monjes hasta la llegada de los franceses… mientras el resto de la ciudad era sepultado por la selva tras el abandono.
En principio se veneraba al dios Vishnú, pero luego se seguiría con la tradición hinduista.
Hay una comisión formada por varios países, que se dedica a la conservación y restauración del lugar.
Los últimos años ha recibido más de un millón de turistas.
Luego del paseo volví por la moto y nos metimos en el hotel a descansar de un día a pleno.
A pedido de mi amigo Walter, me fije como meta pasar por Chong Khneas al otro día, un poblado flotante a orillas del lago Tonle Sap…
Pero uno programa y el camino dispone…pues me perdí y lo que era un camino de dieciséis kilómetros resulto en la llegada a Krong Preah Vihear y luego Krong Stung Treng…Encontré un pueblo a orillas del rio pero no era el que buscaba…tampoco llegué a Phnom Penh como pensaba, sino que estaba al norte, casi donde comienza la carretera 7, después de recorrer 300 kilómetros estaba más cerca de la frontera de Laos que de Phnom Penh.
Eran las tres y media de la tarde, por lo cual, siguiendo el río me hice 145 kilómetros más hasta llegar a Krong Kracheh, donde busque un lugar donde dormir.
El río era espectacular, lleno de vueltas y vegetación, entre montañas…lo único que no me convencía en las montañas es que estaban siempre tapadas por una niebla tenue y azulada, que no te dejaba ver con claridad y profundidad los paisajes.
En la mañana temprano estaba camino a Phnom Penh, donde me tocaron cuarenta y cinco kilómetros en reparación, bajo nube de polvo…encontré un hotelucho “Rachana” por cinco dólares en la calle donde había estado anteriormente, la 172.
Ese día me castigué con unos tallarines con salsa picante y cerveza…Luego me dedique a pasear por el mercado haciendo un video y detallando el transito.
Lo que me llama la atención es la maraña de cables que hay por aquí…hasta dejan rollos sobre las columnas para futuros usos, esto es el paraíso para los Ñieris…acá se vuelven millonarios…Deberíamos exportarlos.
Pero hablando en serio, un buen proyecto de cables subterráneo, a la ciudad le vendría muy bien, muchas veces te molestan hasta en la imagen, afeando todo el contorno.
En otro momento hablaremos de las tareas comunales, desde el barrido hasta otras tareas que he visto, bastante insólitas.
Estoy programando volver a la frontera de entrada para extender el permiso de la moto por un mes, cosa de dirigirme directamente a la frontera de Vietnam, con un mes entero para llegar a la frontera de Tailandia con Laos más cercana a Chiang Mai (hay dos posibilidades)…Mañana tal vez busque el sur, con costa al mar de manera de quedar a ciento cincuenta kilómetros de la ciudad.
También he descubierto que el idioma es el jemer y no camboyano, por lo cual tan antiguo como su cultura, mas de mil años.
Difícil de pronunciar, difícil de escribir, difícil de traducir…es completito. La mayoría de las señales en carretera están en Jemer, salvo algunas que le colocan debajo el nombre en inglés y puedes saber por dónde vas…de lo contrario debes ser adivino para enterarte.
Otra cuestión es que me rijo mucho hacia donde esta Phnom Penh, pero resulta que casi todo las señales son circulares, por lo cual cada tanto aparece los kilómetros que faltan para esa ciudad.
Pero sucede que la seis te lleva al norte, pero se conecta con la uno que te lleva a Phnom Penh. La cuatro te lleva al oeste pero se conecta con la tres que te trae de regreso a la ciudad…tienes que vigilar muy bien el kilometraje, para no meter la pata y terminar en el mismo lugar.
Otra cosa que he visto en la carretera es que puede salir otra carretera a derecha o izquierda a noventa grados, pero pasa que el tramo que sigue directo por donde venias, cambia de nombre…el otro día venia por la treinta y tres, de pronto sale otra a la izquierda, pues bien, la continuación directa se convertía en carretera tres y el ramal a noventa grados era la treinta y tres, ambos con destino a Phnom Penh… Pues para complicarla más, abajo al sur la treinta y tres se conectaba con la treinta y uno y terminaba en la tres directo a la capital…y son pocas las veces que la carretera esta señalizada con números.
En el norte, ni tiene número ni nombre…por lo cual si no te gravas detalles esenciales en los mapas, lo más seguro es que sigas de largo o que después de hacer cuatrocientos kilómetros, te encuentres a solo ciento cincuenta de Phnom Penh…
Cuando regresaba de la frontera el otro día, paré a comer en un mercadito al costado de la carretera, por lo cual me cruce de senda y estacioné la moto. Cuando termine de comer me monte a la moto di la vuelta y arranqué pensando que iba al sur….diez kilómetros adelante me cruzo con un ómnibus roto…puta cuándo iba a la frontera este ómnibus estaba igual, en la misma posición, si ahora está igual, es que tome para el mismo lado en que venía…pegue la vuelta y pase nuevamente por el mercadito con la seguridad de ir por buen camino…
También es cierto que tengo la tecnología necesaria para ir con un navegador, mi amigo Álvaro me preparó una tablet con mapas, GPS y traductores, pero me he encontrado con varios problemas, los programas de Android no responden eficazmente y se me trancan…la batería de la tablet dura muy poco, y al cabo del día tengo que cargarla dos veces. Pero la verdad de la milanesa es que aun no sé cómo comprar un chip de datos y son tramos pequeños entre países. De pronto en Vietnam encuentro lo que busco y por dos mil kilómetros ando seguro…el tiempo dirá.
Ya cargar la computadora, mas la Nikon son tareas que te esclavizan…he tratado de usar poco la gopro, pues sus baterías se agotan pronto y se cargan lento, además la Nikon me da casi las mismas funciones, pues no estoy filmando en movimiento.
En estos días he preparado los temas legales haciendo base en Kampot al sur, conseguí la extensión del permiso de la moto por un mes más. Me da veintisiete días para llegar a la frontera con Tailandia al norte.
He sido pateado por los vietnamitas, no tenían visa “on arribal” como decían, por lo cual tuve que hacerla en una ciudad a 160 kilómetros de la frontera, Sihanoukville por setenta y cinco dólares.
Hoy me la han entregado, por lo cual mañana tempranito, hago estos cuarenta y cinco kilómetros que me separan de Vietnam, para estar un par de días en el sur y poner proa al norte, buscando las montañas.
Estar al sur me deja libre para disfrutar de playas y mar en lugares increíbles, hay mucha variedad de tours por la ciudad y el río además de lugares cercanos de muy barato acceso.
Ya estuve una hora en territorio vietnamita, mañana espero sea para seguir camino definitivo…es una de las fronteras “duras” en nuestro viaje, espero poder derribarla.
Hasta una nueva entrega.
Ernesto Urrestarasu.